viernes, 9 de marzo de 2007

COREANOS

¡COREANOS!, ESTO SE PUEDE ENCONTRAR EN EL DF

Por. Marco Tulio Tovar Pacheco

Hace poco me encontraba caminando en los alrededores de el paseo de Reforma, siempre he pensado que esa zona de la capital es muy hermosa en arquitectura, en lugares para visitar y para turistear un rato. De prontote encontré en la colonia Juárez, muy cerca del metro Sevilla, y poco a poco fui sintiendo la extrañeza de entrar a otro país; orientales por todas partes, chinos y japoneses pensé, en verdad no es fácil ver a una gran cantidad de estas personas conjuntadas en un solo lugar, eran coreanos.

Restaurantes agencias de viajes, bares, mini mercados, estéticas e inclusive videoclubes se pueden ver en este lugar, lo de turistear un rato se convirtió en una excursión a una pequeña prueba de la cultura coreana, era algo completamente ajeno a lo que vemos todos los días, me sentí como un extranjero en mí propio país, entre a los mercaditos a ver las cosas que vendían, probar algún postre tal vez y lo único que recibí de respuesta fueron caras de desagrado y agresividad, digo sólo quería comer algo que ellos acostumbrarán, no creo haber hecho mal al preguntar, y para colmo la mujer en la caja me pidió en su poco entendible español que mejor fuera a otro mercado que estaba mas adelante, que allí si me atenderían bien, que fiasco, este es mí país, sin embargo creo que esto ocasionó que mis amigos y yo continuáramos recorriendo las calles, a ver que más encontramos, pensé.

Mis impresiones no se hicieron esperar, un montón de ojos rasgados que reaccionaban de manera agresiva al querer abordar a alguno de ellos, pensé que tal vez era porque así eran tratados n un país ajenos al de ellos, digo son extranjeros, son coreanos, y la mezcla cultural con nosotros es muy difícil.

Mis amigos y yo decidimos recorrer detenidamente los negocios coreanos, en la calle de Hamburgo es donde más se presentaban, esta mini colonia coreana es muy exclusiva de ellos, se ve en la escasa cantidad de paisanos en los restaurantes.

Tras ver varios locales me di cuanta que todo ellos contenían y resguardaban en su interior la cultura coreana, comida, diseño, colores, en verdad era muy llamativo ver todos los detalles que dejaban claro que esta pequeña parte del DF, no más de 12 o 13 cuadras, son definitivamente aquél lejano país.

Queríamos hablar con algún coreano, así que decidí cortarme el cabello en una estética en la cuál el estilista fuese coreano. Mi primera impresión fue de asombro porque al preguntarle el costó me respondió en español, también su look era muy resaltado, su corte degrafilado se veía muy bien, al puro estilo de las caricaturas orientales, en cuanto me senté en la silla donde me cortaría el cabello traté de hablar con él, sin embargo prácticamente no recibía respuesta alguna, que pesado fue ese silencio, y si a eso le agregamos la preocupación por como me cortaría el cabello, fue eterno, una vez que casi termino, mi cabello lucía genial, que respiro, en cuanto acabó le preguntamos un poco acerca de su estancia en México, obvio que sus respuestas eran cortas, el nerviosismo cuando alguien desconocido te pregunta mucho era forzoso, y es que no supimos controlar nuestra impaciencia por saber de ellos, al cabo de unos minutos parecía que hablábamos con normalidad, aún a pesar de la limitante del idioma.

Esteban, nombre en español del estilista, nos explicó como extraña a su país natal, como ha tenido que cambiar sus hábitos alimenticios, aunque coma los paltillos de los restaurantes coreanos explicó que no es igual, que aquí la comida es mala, los productos no son completamente naturales como en Corea. En los 5 años que lleva viviendo en el país le han ayudado a comprender y hablar el español, todavía le falta pero va por buen camino a comparación de otras personas coreanas de esa colonia que llevan más tiempo y que sin embargo no hablan español, además él cree que falta mucho para que la comunidad coreana de ese lugar este más unificada, eso no significa que no le gusté mucho el DF. En aquella ocasión pudimos ver la novela que Esteban veía en la estética, muy rara por cierto y de mayor calidad que las mejores producciones de Emilio LA Rosa, era una novela épica, con guerreros y todo eso, wow sí así fuesen todas la novelas creo que me gustarían. Al ver esa novela recordé que en el canal 34 (televisión mexiquense) se transmite una novela coreana llamada Sonata de invierno, esa si es una novela clásica, pero aún así me parece interesante ver las diferencias, aunque la verdad aquella novela que veía Esteban mis respetos.

Esteban nos comento como mantiene de manera satisfactoria el enlace con sus paisanos, gracias a un periódico que publica la embajada coreana, revistas que solicitan en el mismo lugar, además de que pueden contar, si es que quieren contratar el servicio de televisión satelital, con canales de televisión de su país.

Cuando le preguntamos sobre sus celebraciones no nos supo decir claramente, se ve que le emocionó nuestro interés en tantas cosas, nos dijo que había algunos templos donde ellos podían asistir con normalidad, de hecho en un principio pensamos él era budista, pero en su pared estaba una cruz con cristo, católico quien lo diría, aunque también pudo haber ido protestantita, ya que esas son las 3 principales religiones en Corea, la desventaja para asistir a una de las misas que ellos realizan es hablar con anticipación y prácticamente hacer una reservación, en otra ocasión tendremos que ir. Otra curiosidad fue ver un ramo de flores colgado en la pared, pero al revés, más tarde nos enteramos que eso se acostumbraba en Corea, cuando alguien te regala flores debes ponerla al revés para que toda la humedad de la flor vaya hacia los pétalos y una vez que la flor este seca los pétalos no caigan.

Una vez que salimos de la estética, con mi nuevo peinado estilo oriental, decidimos probar la comida, por supuesto que ignoramos la advertencia de Esteban, no nos íbamos a quedar con las ganas de probar la comida, además nuestros estómagos ya rugían después de caminar por un buen rato. El restaurante elegido era muy sencillo a comparación de otros que habíamos visto, eso si un poco más accesible en precio que los demás, a pesar de eso estaba decorado muy bien, y aparte mostraba los paltillos que tenían en su aparador. De inmediato nos atendieron cortésmente, ni los meseros, ni la señora que los organizaba eran mexicanos, con una cuantas palabras bastó para entendernos, carta o buffet, refresco o agua, no necesitábamos más. Buffet fue la opción, había que probar la mayor cantidad posible platillos.

Había mucho de donde elegir, inclusive estaba un paltillo que vi en el mercado anteriormente, solo que ya empacado, era una especie de mezcla de verduras con especias, se llama Kimchi, el platillo más común de Corea, inclusive se le considera como el platillo nacional, son verduras picantes fermentadas con ajo, pimiento, nabo y salsa de pescado, aunque puede variar porque lo vi en otro restaurante pero traía carne de puerco o de res. El Platillo si era picos de hecho la mayoría de la comida coreana lo es, además en cada plato que me servía lo acompañaba de pekpan, arroz, de hecho en muchos paltillos se me figuraron a la comida china y japonesa, no había una gran diferencia entre ellas, solo que la coreana si era más picosita, mas buena para el clásico paladar mexicano, picante. Otro platillo apetitoso fue el bulgogi que era ternera como adobada y cortada en trozos, muy buena, también estaba una sopa con hueso de res, muy salada por cierto, otro platillo muy bueno fue una especie de tallarines o más bien como germen de trigo, era algo extraño no parecía realmente a ninguno de los dos pero sabía muy similar. La comida estuvo buena sin duda alguna, y si esos platillos son malos como dijo Esteban, no me imagino lo súper condimentado de la comida allá en Corea.

El recorrido duró un poco más y de pronto solo pensé las cosas curiosas y raras que se encuentran en el DF, los problemas o las consecuencias que trajeron a estas personas a vivir aquí, toda esa historia que se esta escribiendo, la diversidad cultural que podemos encontrar en México, es sólo cosa de buscar y seguramente encontraremos respuesta a todas esas interrogantes, así que amigos a turistear y visitar la colonia Juárez para conocer más sobre corea y sus costumbres y no olviden decir Gamsa-hamnida (gracias) a aquellos coreanos amables de esta capital mexicana, annyeonghi (adiós).

No hay comentarios.: